Toma 20 minutos descarrilar un tren; una empresa perdió 34.8 mdp por robos

*Saboteadores han aprendido a aprovechar la ventana de tiempo que les deja el paso de un vehículo encargado de despejar las vías para los trenes

ANDRÉS BECERRIL

CIUDAD DE MÉXICO.- Delincuentes son capaces de desmontar en 20 minutos clavos, grapas, placas, durmientes y rieles de un tramo de vía férrea para descarrilar trenes, de acuerdo con investigaciones de ferroviarias.

Las normas de seguridad para los 26 mil kilómetros de vías férreas que tiene México establecen que 20 minutos adelante de cada convoy debe circular un vehículo conocido como Hy-rail (una pick-up habilitada con ruedas especiales), para que despeje las vías de eventuales obstáculos.

Sin embargo, el paso del Hy-rail se ha convertido en un aviso para quienes sabotean ferrocarriles, pues saben que tras él tienen una ventana de tiempo para dañar las vías.

En tanto, Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec perdió 34.8 mdp por el robo de trenes en Campeche, Chiapas, Tabasco y Yucatán entre 2007 y 2017.

Descarrilan  trenes en sólo 20 minutos

Ese es el tiempo, entre el paso de un Hy-rail y el ferrocarril, en el que saboteadores desmantelan la vía.

Imágenes de hombres con el rostro cubierto por un pañuelo, blandiendo pistolas y cabalgando detrás de un tren, históricamente en México son parte de una narrativa cinematográfica con tintes justicieros. Desde hace dos años, escenas sin épica de vagones descarrilados por bandoleros, que despanzurran rieles y desentierran durmientes, tienen en jaque al sistema ferroviario de carga del país.

En 20 minutos los saboteadores son capaces de desmontar con poderosos marros los clavos, grapas, placas, durmientes (de madera o concreto) y rieles de un tramo de la vía férrea, suficiente para que descarrilen locomotoras y sus vagones, según se ha comprobado en investigaciones ministeriales.

De acuerdo con las normas de seguridad establecidas en los más de 26 mil kilómetros de vías de ferrocarril que tiene México –y que lo sitúan como uno de los diez países en más extensión de estas líneas–, 20 minutos adelante del paso de cada convoy del tren, circula un vehículo conocido como Hy-rail —una camioneta pick-up habilitada con ruedas especiales—,  que va despejando las vías de eventuales obstáculos y sirve como inhibidor de hechos delictivos.

El paso del Hy-rail, sin embargo, se ha convertido en el aviso puntual para que quienes tienen el objetivo de sabotear un tramo de vía férrea lo pueda hacer antes de los siguientes 20 minutos, según han comprobado las investigaciones de la empresa Ferromex y entregadas a las autoridades.

Sobre la ruta Veracruz-Ciudad de México —primera que existió en México a partir de 1873—, que en las últimas semanas ha sido blanco de distintos hechos delictivos, Ferromex transporta por ahí al menos 23 productos químicos tóxicos, 29 inflamables, residuos sólidos potencialmente peligrosos para el medio ambiente, como ácidos e incluso explosivos, según la lista de productos que mueve la concesionaria.

Con la creación de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF), en 2016 se empezó a llevar el registro de los robos a los trenes –el año pasado contabilizó mil 96 asaltos–, ya que antes el tema formaba parte de las investigaciones de la Procuraduría General de la República, a partir de la respectiva denuncia de hechos.

El riesgo de los descarrilamientos de trenes de carga provocados –desde el 28 de abril han ocurrido siete hechos– no para solamente en la destrucción de la infraestructura ferroviaria, que incluye líneas de fibra óptica con la que opera los rieles, sino en el riesgo que podría producir el derrame de los productos tóxicos, inflamables, corrosivos y hasta explosivos que por esa vía se transportan desde Veracruz y Coatzacoalcos hacia de Ciudad de México.

Empresarios del ramo ferroviario hacen la reflexión del mensaje que, según ellos, lleva el descarrilamiento provocado de los trenes: “da la impresión de que dicen ‘deja que robe las mercancías de los vagones y a tus trenes no le va a pasar nada, de lo contrario, ahí están las consecuencias’, daño a tu infraestructura”.

Desde mediados de abril de este año, Excélsior ha informado que los hechos delictivos en contra de los trenes se han recrudecido. El 17 de abril en Puebla hubo dos asaltos a trenes en un lapso de 12 horas.

El botín que los ladrones obtuvieron entonces fue de aparatos electrodomésticos y vino, en la zona conocida como El Basurero, en los límites entre los municipios de Lara Grajales y Nopalucan, en uno de los hechos. El otro, donde se llevaron costales de cemento, se registró en el municipio de Tepeaca.

Estos dos atracos a trenes en Puebla se sumaron a otros cuatro que se registraron en los primeros tres meses de 2018.

El 7 de mayo pasado fue descarrilado intencionalmente un convoy ferroviario a la altura del municipio de Acultzingo, en Veracruz.

La máquina 4713 de Ferrosur que viajaba de Veracruz a Puebla descarriló en la madrugada de martes 8.

La información fue que asaltantes quitaron partes de la vía férrea para que colisionara el tren. Tan pronto como estuvo quieto el convoy se apoderaron de la carga y huyeron.

El 19 de mayo anterior se registró otro descarrilamiento de un tren y 17 vagones en Orizaba, Veracruz. Entonces se habló de sabotaje por la forma en que descarriló el tren. En este hecho hubo siete personas heridas.

Lourdes Aranda, directora de Relaciones con Gobierno y Comunicación de Grupo México Transportes, declaró a los medios que los delincuentes habían dividido el tren provocando el deslizamiento sin control de 39 carros y cuatro locomotoras por una pendiente descendente de 10 kilómetros, hasta impactarse con otro tren en el patio ferroviario de Orizaba.

Calificó como “un milagro” que no haya ocurrido una tragedia peor, haciendo notar que ese es el tren que transporta químicos peligrosos.

Ciro Gómez Leyva informó en Imagen Noticias que 360 trabajadores de Ferromex laboran en tres turnos para habilitar el paso en la colonia donde el tren descarrilado tiró puentes, postes de luz y dañó casas. Se espera que hoy quede restablecido el paso.

Ayer elementos de la Gendarmería y del Ejército frustraron otro saqueo al tren de Ferrosur en San Pablo Xochimehuacan, junta auxiliar del municipio de Puebla. Esta ocasión no fue el crimen organizado, sino los pobladores, quienes abrieron siete tolvas de los vagones que contenían granos de trigo y miles de pobladores salieron con cubetas y costales para llevarse el producto robado.

Caso aparte es lo que ha ocurrido en las vías de Guanajuato, donde los ladrones ponen a la venta en bodegas lo robado o vía telefónica.

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